"Género y alfabetización económica ¿oportunidades de desarrollo o nuevos caminos para la marginación?"1

Marianela Denegri Coria2, Mireya Palavecinos Tapia.
Universidad de La Frontera

Durante la última década, Chile ha experimentado importantes cambios productivos, tecnológicos, institucionales y sociales, cuyos efectos aún no son evaluados pero que han contribuido a generar un contexto sociopolítico y económico cultural, cambiante y complejo. No obstante, los logros no han sido suficientes para asegurar niveles de vida aceptables para toda la población ni el crecimiento económico se ha acompañado de una mejor distribución de los ingresos. La concentración de la riqueza ha aumentado y se han mantenido los grupos históricamente excluidos: pobres, jóvenes y mujeres (Informe de Desarrollo Humano, 1998).
Este escenario ha complejizado también las habilidades que requieren los individuos y colectivos para participar eficazmente de los procesos de desarrollo y es así como a la alfabetización tradicional que habilitaba a las personas para la participación en los sistemas de signos y símbolos culturales de una sociedad letrada, se agrega ahora el requerimiento de una alfabetización económica que entregue a los individuos los conocimientos, competencias y actitudes para comprender las complejidades de una economía cambiante y el funcionamiento del mercado, lo cual ha llevado a algunos autores a postular que la sociedad globalizada es la sociedad de los consumidores (García Canclini, 1995). Dentro de esta alfabetización económica, surgen como conceptos claves la comprensión del sistema económico, rol del dinero, su ciclo de circulación, el funcionamiento de las instituciones financieras y el rol del Estado y los particulares en el proceso económico y productivo. Así, como producto de la socialización económica, en forma paralela al desarrollo de un pensamiento económico que incluye destrezas cognitivas y afectivas para lograr comprender la complejidad de las problemáticas económicas y la importancia de la acción individual y ciudadana como actores sociales y económicos, el individuo debe desarrollar una serie de habilidades concretas para la vida cotidiana, orientadas a un uso adecuado de sus recursos mediante hábitos y conductas de consumo racionales y actitudes hacia el endeudamiento y el uso del dinero que faciliten una conducta económica eficiente y mejoren su calidad de vida (Denegri, 1997).
Los comportamientos económicos, tales como: gasto, compra, ahorro, inversión, endeudamiento, entre otros, constituyen parte importante de todos los comportamientos sociales que las personas realizan en la vida cotidiana. Tradicionalmente, el análisis de estos comportamientos se realizó desde una aproximación que consideraba fundamentalmente variables económicas tales como el nivel de ingresos, la inflación; y variables demográficas tales como nivel socioeconómico, edad, sexo. Como un intento de explicación se relacionaban estas variables con determinados comportamientos o decisiones económicas. Como resultado general, la mayoría de estos estudios tienden a ser contradictorios y lineales, estableciendo relaciones causa-efecto, sin considerar la naturaleza sistémica y psicológica del fenómeno. Por ello, el análisis económico tradicional que parte del supuesto de la "racionalidad" en el comportamiento económico, no ha podido dar cuenta de conductas como el sobreendeudamiento, el consumo impulsivo y compulsivo y las dificultades que presentan la mayoría de las personas para comprender un sistema económico cada vez más complejo (Denegri, M.; Iturra, R.; Palavecinos, M.; Ripoll, M., 1999).
Son muy escasos los estudios que dan cuenta sistemática de las formas de comprensión del mundo económico en la edad adulta, a pesar que, como señalan Burgoyne y cols. (1997), esta es la fase de vida en que nos volvemos agentes independientes dentro de la economía, avanzamos posiciones en el mercado laboral e iniciamos nuestro manejo financiero personal, en el cual podemos desarrollarnos bien o mal por el resto de nuestras vidas económicamente activas. Ello implica que podemos actuar eficientemente en nuestras finanzas personales y en las decisiones económicas de cada día o hipotecar nuestro futuro con un consumo impulsivo e irracional. A su vez, las opciones que hacemos en este tiempo de nuestra vida son importantes para otros agentes económicos, que están ansiosos por afianzarnos como potenciales trabajadores o clientes (Wärneryd, 1999).
Algunas de las escasas investigaciones acerca de la socialización económica en la edad juvenil y adulta, han sugerido que hay "brotes" de desarrollo del pensamiento económico durante el período de educación superior, en la entrada al mundo del trabajo, al independizarse y constituir una familia propia y con los ajustes económicos posteriores a la llegada de los hijos. Una desconocida minoría de la población podría alcanzar altos niveles de funcionamiento económico y aplicar sus habilidades a los asuntos económicos personales, de la comunidad y nacionales. Sin embargo se ha sugerido que una alta proporción de la población adulta no tiene más que un bagaje rudimentario de conceptos económicos, habilidades para las finanzas personales, temas de instituciones financieras y políticas económicas, y que esas personas están obstaculizadas en su capacidad para tratar con un amplio rango de asuntos económicos personales y públicos además del manejo del dinero (Stacey, 1987, Lunt, P. y Furnham, A. ,1996), Furnham, A. y Argyle, M.,1998; Denegri, 1998, Webley, 1999, MORI y Lewis, A.,2001).
Surge así la interrogante: ¿Están las personas capacitadas para comprender la vorágine de información económica que el medio les plantea y manejarse de manera efectiva con esas exigencias? ¿Son capaces de relacionarse efectivamente con instituciones financieras complejas, que privilegian relaciones comerciales e institucionales y no personales? ¿Qué pasa con los grupos económica y culturalmente discriminados frente a estas exigencias de alfabetización económica? Específicamente, en el caso de las mujeres ¿han incorporado destrezas que les permitan acceder en igualdad de condiciones a la comprensión y acción en el mundo económico o por el contrario, este se ha convertido en un nuevo factor de exclusión? (Rabow, J. y Rodriguez, K., 1993). Estas son algunas de las preguntas que el presente estudio pretende comenzar a responder.
De acuerdo a lo expuesto, el presente trabajo se planteó como objetivos:
Describir el grado de alfabetización económica que poseen mujeres y hombres de diferentes actividades laborales de la ciudad de Temuco IX región.
Establecer diferencias en el nivel de alfabetización económica asociadas al género
Entregar elementos para la reflexión que oriente el diseño de propuestas de intervención, que favorezcan el proceso de alfabetización económica ciudadana como herramienta de enfrentamiento a procesos de exclusión. .

METODO
Participantes
Se trabajó con una muestra intencionada compuesta por 60 participantes, 30 hombres y 30 mujeres de clase media y media baja en sus segmentos C1, C2 y C33, con edades entre 25 a 45 años que se desempeñaban en los sectores laborales de Servicios Financieros, Servicios sociales, y Servicios Comerciales.
La escolaridad de los participantes correspondió en un 5% a educación básica; un 20% a educación Media, el 33% corresponde a personas con educación Técnica y el 42% restante a Universitarios.
En cuanto a su estado civil, el 62% estaban casados (as), un 25% eran solteros (as) y un 13% estaban separados (as).
Instrumento
Para acceder al nivel de alfabetización económica de los participantes, se utilizó una entrevista en profundidad, de carácter semi estructurado, cuyo guión fue creado por Denegri (1995) y descentrado a la realidad local por Denegri, Palavecinos, Keller y Ripoll (1997) esta entrevista consta de 4 apartados que abordan los siguientes temas:
Función del dinero
Fuentes de acuñación y emisión monetaria
Variación de los precios, valor del dinero y conocimiento del concepto de inflación
Circulación del dinero
Procedimiento
Tomando como base las actividades laborales, se seleccionaron varios lugares de trabajo que correspondían a los sectores de Servicios Financieros, Servicios sociales, y Servicios Comerciales. Una vez realizada esta selección, se contactaron a las personas que trabajaban en dichos sectores y se solicitó su participación voluntaria, asegurando la confidencialidad de los datos obtenidos.
Las entrevistas fueron realizadas individualmente por entrevistadores entrenados en el método clínico y fueron grabadas íntegramente y luego transcrita en forma textual en un protocolo.

Análisis de los datos
Para realizar el análisis cualitativo y cuantitativo, teniendo como base la propuesta de categorías de Denegri (1995), en primer lugar se procedió a codificar todas las respuestas de los sujetos frente a los distintos temas de cada apartado de la entrevista. Esto dio lugar a un conjunto de categorías similares a las formuladas por la autora original y la inclusión de otras nuevas propias de la muestra en estudio.
Se utilizó triangulación por investigador y juicio de expertos tanto para la verificación de categorías y el levantamiento de otras nuevas así como para la asignación de respuestas a cada categoría. A partir de esto, se pudo observar en profundidad, el grado de complejidad con que los sujetos organizaron la información y se pudo distinguir tanto los patrones comunes como las diferencias en la cantidad y tipo de información que los sujetos incluyeron en sus respuestas, todo esto en función de su actividad laboral y género.
Para conocer el nivel de significancia de las probables diferencias, se utilizó la medida estadística de Ji cuadrado.
Los resultados cuantitativos se exponen en tablas de doble entrada (ver apartado tablas); en cada columna se expone el porcentaje de sujetos que dieron alguna respuesta para cada categoría, incluyéndose la significación estadística en relación a la distribución de respuestas de cada categoría y género.

RESULTADOS

Función del dinero

En este tema no emergieron categorías mutuamente excluyentes, por lo que un participante podía dar respuestas a más de una categoría. De acuerdo a ello, la suma de los porcentajes no es de 100.
Tabla 1

Función del dinero por género.

Categorías Hombre Mujer Significancia
estadística Subsistencia 47 63 n.s. Respuestas normativas 40 36 n.s. Respuestas valorativas 50 20 * Respuestas económicas 23 3.3 * Estadístico aplicado: Ji cuadrado de Pearson
n.s.: no significativo
* p< 0.05

Como se representa en la Tabla 1, se observan diferencias significativas en las categorías Respuestas Valorativas y Respuestas Económicas. Son mayoritariamente hombres los que responden en la categoría Respuestas Valorativas (50%), asignándole al dinero un valor en términos que otorga estabilidad, tranquilidad y estatus, en comparación con un 20% de mujeres. En cambio estas últimas tienden a centrar la función del dinero en la necesidad de subsistencia vinculándolo a la posibilidad de satisfacción de necesidades básicas como alimentación y vivienda. Igualmente son mayoritariamente hombres los que entienden el dinero como un símbolo complejo de intercambio económico, con un 23 % de las respuestas, en comparación al 3,3% de las Mujeres.
Ello permite inferir que los hombres tienden en su mayoría a lograr mayores niveles de alfabetización económica en cuanto a la comprensión de la complejidad que tiene la función del dinero en nuestra sociedad, asumiendo además su función simbólico- cultural de logro de estatus y estabilidad. En comparación, las mujeres tienden a centrarse en una comprensión de mayor inmediatez, considerando al dinero como elemento que ayuda a la sobrevivencia y no cuestionando sus características económicas propiamente tales.

2. Emisión Monetaria
Es en este tema donde se observa una alfabetización económica muy rudimentaria en todo la muestra. Casi la totalidad de los entrevistados dan respuestas que corresponden a la categoría Emisión Institucional Localizada, (52 personas ) que implica relacionar la emisión monetaria con un n lugar único donde se fabrica el dinero (se mencionan con mayor frecuencia a "La Casa de Moneda", "Banco Central " o simplemente "Fábrica"). Se reconoce al Gobierno como responsable de su fabricación, a veces se le menciona como único responsable, generalmente a través del Banco Central.
Sin embargo, los sujetos desconocen la función específica del Banco Central y sólo se le reconoce como una institución dependiente del Gobierno e incluso del Presidente de la República, que por lo tanto no posee ninguna autonomía y sólo debe obedecer "los mandatos" de este último.
Llama la atención que en algunos casos, incluso existe la idea de que es posible emitir dinero por la sola decisión o voluntad del Presidente de la República, o por sola consulta a sus ministros. Incluso algunos de los entrevistados ven que emitir una mayor cantidad de dinero debería ser una posible solución a los problemas de pobreza o escasez de recursos, como también a la crisis económica del país.
La distribución de respuestas por género puede observarse en la Tabla 2.
Tabla 2
Emisión monetaria por género.
Hombre Mujer Significancia
estadística Emisión institucional difusa 10 30 Emisión institucional localizada 76 70 n.s. Emisión compleja 14 ----- * Estadístico aplicado: Ji cuadrado de Pearson
n.s.: no significativo
Tendencia
* p< 0.05

En cuanto a diferencias de género, puede observarse que un 30% de mujeres, en contraposición con un 10% de hombres, presenta un grado de desconocimiento profundo del proceso de emisión monetaria y su regulación, presentando vacíos conceptuales y dificultades para explicar los mecanismos y factores que actúan en ella. Comparativamente, son exclusivamente hombres los que en un 14 %, logran una comprensión compleja del proceso.

3. Variación de los precios y comprensión de la inflación
En la Tabla 3, se presentan los resultados obtenidos en la comparación por género del grado de comprensión de la Variación de los precios.
Tabla 3

Variación de los precios y valor del dinero por género.
Hombre Mujer Significancia
estadística Acción de las autoridades ----- 6 n.s Calidad y tecnología de los productos 7 10 n.s Variables económicas difusas 43 76 ** Procesos económicos complejos 50 8 ** Estadístico aplicado: Ji cuadrado de Pearson
n.s.: no significativo
* * p< 0.01

Se observan diferencias estadísticamente significativas en las categorías variables Económica Difusas y Procesos económicos complejos, respuestas que difieren en su grado de complejidad y profundidad para comprender los mecanismos de regulación del mercado y los precios.
Así, un 76% de las mujeres alude a la presencia de variables económicas difusas como la "situación económica" sin lograr profundizar en ello, comparativamente con un 43% de los hombres que también manejan una visión parcial del proceso de determinación de los precios. Por otra parte, un 50% de los hombres alcanzan una comprensión sistémica y compleja de la multiplicidad de factores que inciden en la variación de los precios en contraposición con sólo un 8% de mujeres.
Muy vinculado a lo anterior, aparece el conocimiento del concepto de inflación, donde se aprecia que un 27% de los hombres dan respuestas que reflejan entender cabalmente el concepto y sus implicancias para la economía, en comparación con sólo un 7% de las mujeres entrevistadas. Estas últimas tienden a explicarse la inflación como una simple subida de precios (50%, de mujeres entrevistadas).

DISCUSIÓN
Los resultados se discutirán en función de las implicancias que estos tienen en el comportamiento económico y social de las personas, para luego considerar las posibles medidas que de estos pueden derivar.
Los resultados generales muestran que los participantes de este estudio manifiestan una comprensión básica del carácter fiduciario del dinero y de la idea de ganancia, como elemento central en la economía. Presentan un claro apego a preceptos morales heterónomos centrados en la necesidad de la presencia de un Estado Paternalista que debe no sólo regular sino directamente controlar todo el sistema económico.
A su vez, la mayoría de los entrevistados y especialmente las entrevistadas, tienen dificultad para comprender las relaciones complejas entre emisión y circulación monetaria y los procesos productivos. El Banco es percibido como una entidad financiera, que persigue el logro de ganancias mediante las transacciones económicas pero sin poder conectar la relación entre intereses, ahorro y préstamos o comprender su aplicación real. Tienen escaso nivel de comprensión de los medios y mecanismos necesarios para que el Estado funcione, presentan coexistencia de la idea de imposición con la emisión directa de dinero como herramienta de financiación del aparato público. Tienden a pensar que el Gobierno o Autoridades relacionadas deben resolver los conflictos que se presentan, mostrando una visión más bien simplista, dependiente y paternalista en la solución de los problemas. Ello si bien aparece en mayor o menor grado en todos los entrevistados, tiende a ser más patente en el caso de las mujeres las cuales en su mayoría presentan un grado de comprensión de los procesos económicos y por tanto una alfabetización económica, más básica y menos elaborada con numerosos vacíos conceptuales.
Si bien nos encontramos con personas que muestran poseer herramientas cognitivas suficientes como para comprender los temas aludidos, sin embargo al solicitar profundización en sus respuestas, paulatinamente comienzan a mostrar errores. Esto parece evidenciar el nivel de complejidad del tema en cuestión, que exige tener no sólo herramientas cognitivas, sino también un alto nivel de acceso a información específica. A medida que la información específica se hace más relevante, las personas pierden efectividad. Es por esto que, sólo personas con alto nivel educacional y con trabajos que exigen un claro manejo del tema financiero, aparecen alcanzando los mayores niveles de alfabetización económica y superando las diferencias de género que se hacen más evidentes en los niveles educacionales más bajos y en las ocupaciones vinculadas al comercio o los servicios.
Se hace con ello evidente que el factor educacional se transforma en una poderosa herramienta de superación de desigualdades y a la vez en un nuevo mecanismo de exclusión cuando es deficitario
Si tomamos algunos datos que arroja la muestra, podemos identificar algunos porcentajes interesantes y que vienen a reforzar estos comentarios. Son mujeres y hombres del sector comercio, las que se encuentran en mayor desventaja. Ellas y ellos muestran los ingresos más bajos y la más baja escolaridad. Del total de la muestra con escolaridad Básica, el 67% son mujeres. Del total de personas que ganan menos de 240 mil pesos mensuales (aprox. 350 dólares) el 67% de ellas también son mujeres.
Los resultados ponen de evidencia que la escolaridad y con ello el nivel educacional, pasan a ser un bien capital fundamental para el desarrollo de las personas, la economía y la sociedad en su conjunto. Sin un nivel mínimo de instrucción, que hoy debe sobrepasar la escolaridad media, las personas están condenadas a vivir en un medio que no comprenden en su complejidad real lo que las hace tener un rol pasivo y dependiente del sistema socioeconómico y/o político imperante.
Por otra parte, en nuestra sociedad aún existen importantes diferencias en la socialización y participación social de hombres y mujeres. Se tiende a dar a las mujeres más bien roles tradicionales del cuidado de la casa y la familia, fomentando más bien en ellas un rol pasivo y dependiente económicamente, que no les permiten aproximarse con fluidez a los procesos productivos y de gestión. Esto limita su posibilidad de desarrollar herramientas útiles para el desenvolverse en la sociedad de consumo con las exigencias actuales del mercado. Esto elementos parecen estar a la base de los resultados encontrados, dónde se observa que las mujeres tienden a ver los procesos económicos, campo tradicionalmente masculino, de forma parcial sin ser capaces de comprenderlos en su complejidad sistémica.
Por otra parte, numerosos estudios señalan que las mujeres tienden a "procesar" la realidad de manera diferente a los hombres, con un pensamiento más holístico y menos centrado en los aspectos de la lógica formal positivista propia del mundo masculino. Al presentar ellas un estilo cognitivo diferente, tienen dificultad para adaptarse al modelo racional que acepta la existencia de polos jerárquicos, irreductibles entre ellos, lo competitivo, el logro, lo activo, "lo masculino"; y que desvaloriza lo cooperativo, lo emotivo- intuitivo, la aceptación pasiva, el mito, "lo femenino".
Si bien, las mujeres tienen derechos económicos y sociales reconocidos en todo el mundo, sin embargo, la discriminación continúa siendo una realidad. La conferencia Mundial sobre la Mujer de Beijing, 1995 denunció que existe una gran "desigualdad en el acceso y participación de la mujer en la definición de estructuras políticas y económicas y en el proceso productivo". De hecho en nuestro país, la participación laboral femenina es sólo de un 35%, concentrada fundamentalmente en el sector Servicios y Comercio, sectores que aparecen con una alfabetización económica más débil de este estudio y el ingreso medio de las mujeres constituye en promedio el 68% del que reciben los hombres
Chile está envuelto en un proceso contradictorio en el que debe equilibrar una relación compleja entre individualización, globalización y redefinición de la territorialidad productiva como una nueva etapa de la modernización. Los resultados de la investigación así lo confirman, al describir sujetos, especialmente mujeres, que sólo pueden comprender parcialmente el sistema imperante, agobiados por tratar de ser eficientes pero que por sus pocos recursos (personales y materiales) se ven sobrepasados y terminan siendo poco efectivos en su quehacer, principalmente económico. Es por ello crucial promover un cambio en los patrones de relaciones de género y fundamentalmente, en el estilo de relación que el modelo económico imperante ha establecido con las mujeres.
Se requiere de marcos de análisis que incorporen una perspectiva de género, y que develen a la economía como un sistema de desigualdades de género, cuyos niveles macro y micro expresados en el funcionamiento del mercado - bancos, dinero y trabajo - son discriminatorios. Se hace además imperativo, lograr mayores accesos de las mujeres a la alfabetización económica como un componente esencial del proceso educativo, que si bien resulta relevante para ambos géneros, en el caso de la mujer constituye un paso indispensable para mejorar sus oportunidades de lograr una mejor calidad de vida.

Referencias Bibliográficas


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Webley, P. (1999) The economic psychology of everyday life: Becoming an economic adult. Documento de trabajo. Universidad de Exeter. Inglaterra.

1 Este trabajo se realizó con el gratt del Proyecto PPF 102, Dirección de Investigación. Universidad de La Frontera. 2 E. Mail: mdenegri@ufro.cl 3 Ingresos por segmento adecuados a la realidad regional C1 20% de la muestra (ingresos de 600 mil a 1 millón 300 mil pesos mensuales) C2 55% de la muestra (ingresos de 250 mil a 590 mil pesos mensuales) C3. 25% de la muestra (ingresos de 120 mil a 240 mil pesos mensuales)