NEW AND OLD PARADOXES: MEXICAN FINANCIAL SYSTEM
DRA. ALICIA GIRÓN

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Abstract:

The paper's objective is to demonstrate how the Mexican financial system goes from a repressive one to a liberalized process up to its own crash. The reorganization of this system (between national bank system and the one with a great foreign participation) is the classical model of the deregulation of a national financial system going into an integration process to the international financial system. In other words, the national financial system is engrossed by the international financial one. To demonstrate this process we will use financial indicators such as the different monetary aggregates, international interest rates repercussion, etc.

I. La primera crisis del siglo XXI
Michael Camdessus, director gerente del FMI hasta fines de los 90, expresó en 1995 que México era el primer país en el contexto de la mundialización de los mercados financieros que presentaba una crisis de tal magnitud. Y, añadió: "Es preciso que todos los países aprendan de esta experiencia y se preparen para enfrentar situaciones similares. En toda crisis se mezclan los peligros y las oportunidades; ya que hemos neutralizado el peligro inmediato, aprovechando ahora las oportunidades" (FMI, febrero de 1995). Efectivamente el paquete de salvamento fue el más grande otorgado hasta entonces por el FMI y la comunidad internacional.1 La crisis bancaria mexicana que desembocó en una crisis financiera con efectos en otros países latinoamericanos fue la pauta para nuevos programa de estabilización del FMI y la alternativa para otros países que cayeron en situación similar.

1.1 El entorno de la crisis, el rescate y la extranjerización
Los cambios que se presentaron en la reforma financiera en México fueron acompañados por las modificaciones en el perfil y la organización de la producción, desde la privatización de los bancos hasta la actividad económica en general. Por otro lado, la renegociación de la deuda externa en el marco del Plan Brady2 y las expectativas de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), permitieron que México pudiera volver a obtener créditos en el mercado internacional de capitales. "Por la privatización de los bancos el gobierno federal recibió 39, 711 millones de pesos (equivalentes a casi 13,000 millones de dólares). Como en el resto de las privatizaciones, los recursos obtenidos también se destinaron íntegramente al Fondo para el pago de la deuda interna." (SHCP, febrero de 1995).
La banca mexicana a pesar de un entorno favorable presentaba ciertos desajustes; la cartera vencida (los préstamos impagados) de los bancos creció a una tasa mayor que el PIB en el periodo de 1990-1994. Los problemas de capitalización se agudizaron y existía un alto nivel de endeudamiento en empresas privadas, bancos comerciales y banca de desarrollo.
El año 1994 fue muy difícil, pues a las circunstancias señaladas se sumaron los aumentos significativos en la tasa de interés de Estados Unidos, la disminución de los flujos de capital hacia México, la necesidad de lograr financiamiento a través de los tesobonos captando el dinero de los fondos mutualistas. Por otra parte, hubo una difícil transición sexenal y las reservas del Banco de México se fueron agotando, con la consiguiente depreciación del peso mexicano, que profundizó la complejidad de la crisis bancaria.
La crisis financiera, particularmente en el sector bancario se manifestó en el crecimiento de la cartera vencida, en las dificultades para constituir reservas preventivas y en los problemas de capitalización del sistema bancario. Desde entonces se ha registrado una mayor presencia de filiales de intermediarios financieros extranjeros, alianzas estratégicas y fusiones, como opción para enfrentar la competencia y las necesidades de recapitalización.
1.1.1 Primera etapa (1989-1994)
En el entorno de la transformación financiera, la problemática de la banca se ha expresado en problemas de capitalización y de carteras vencidas, así como en altos niveles de endeudamiento de las empresas, de los particulares y de los propios bancos comerciales y de desarrollo. Por su complejidad, la crisis bancaria en México es, sin duda, reflejo de la creciente integración y de las innovaciones de productos financieros en las operaciones de crédito y préstamos en los mercados financieros, de la conversión de activos bancarios en valores, llamada también "titularización'' (securitization), cuya regulación y supervisión deben ser más específicas.
La industrialización ha sufrido rupturas ante el proceso de apertura hacia el exterior que resultó tan negativo para la pequeña y mediana industria, provocando, antes y después de la crisis de 1994, el problema de las carteras vencidas. La crisis mexicana, caracterizada por la "crisis de los tesobonos''3 o ``crisis de la deuda interna'', acompañada de la insolvencia de las empresas, la banca comercial y la banca de desarrollo, se suma a las crisis de los ochenta: deuda externa, crisis bancaria, crisis bursátil, inestabilidad y devaluación cambiaria, las cuales son un reflejo en gran parte de la reestructuración del sistema financiero nacional en el marco de los cambios en los mercados internacionales de capital (Culpeper 1997). Sin embargo, la crisis bancaria, cuya solución ha incluido programas de rescate, ha tenido un costo social muy elevado, se profundiza y parece difícil salir de ella.
La volatilidad financiera, el entorno recesivo, la política monetaria restrictiva (cuyo principal instrumento es la reducción del crédito interno), el repunte inflacionario, la falta de liquidez, el incremento de los márgenes de intermediación, el sobreendeudamiento de empresas y particulares con la banca comercial y la deuda externa de ésta, son los factores que explican la grave crisis bancaria que se precipitó después de la devaluación de diciembre de 1994. Todo lo anterior aceleró el deterioro de los balances y de los activos bancarios de la cartera crediticia (créditos al consumo, corporativos e hipotecarios) y los niveles de capitalización (Girón, 1994).
El Banco de México, destaca la posición neta acreedora o deudora de los agentes económicos respecto del sistema financiero interno.4 Así, según esa institución la posición neta acreedora de las familias es negativa de 1993 a 1995; la posición negativa de las empresas empieza en 1992, llegando a un nivel máximo en marzo de 1995: a menos 10.7 como porcentaje del PIB. A partir de 1996 se observa un cambio positivo y se mantiene en crecimiento constante hasta 1999. En el caso de las empresas, el incremento que se observó a fines de 1994 en su saldo neto deudor se vio muy influido por el efecto de la devaluación en sus pasivos en moneda extranjera. La disminución que en 1995 registró dicho saldo neto obedeció en parte a que la banca dio de baja la cartera incobrable (Banco de México, 1995); a partir de 1996 existe una posición neta acreedora positiva
La emergencia de la inestabilidad financiera, el abandono de la política de tipo de cambio vigente hasta diciembre de 1994 y la adopción de un régimen cambiario más flexible, implicaron cambios en la instrumentación de la política monetaria. Así, la inestabilidad tuvo efectos amplios sobre el sistema financiero, particularmente en el sector bancario, que se manifestó como se mencionó, en el crecimiento de la cartera vencida y dificultades tanto para constituir reservas preventivas como de capitalización. Ante el peligro de colapso y de insolvencia, el Banco de México activó el rescate bancario a través del Fobaproa (Fondo Bancario de Protección al Ahorro), hoy Instituto para la Protección del Ahorro Bancario (IPAB5) y el Programa de Capitalización Temporal (Procapte).
Así, se puede afirmar que "...de 1989 a 1994 aumentó la vulnerabilidad actuando el banco central como prestamista de última instancia del sistema bancario mexicano, evitando la crisis de proporciones mayores."(Marino, 1996, pp. 18-19). Por otra parte, los activos bancarios luego de un importante incremento en términos reales entre 1989 y 1994, se contrajeron 14.8% hasta el tercer trimestre de 1995, a pesar del establecimiento de nuevas instituciones bancarias.
Esta etapa de la crisis estuvo caracterizada por la ampliación de la competencia del sistema bancario mexicano asociada al auge crediticio que tuvo lugar en ese período. Asimismo, al agravamiento del problema de las carteras vencidas, se sumó la incertidumbre prevaleciente en 1994; además, los aumentos de las tasas de interés en Estados Unidos a partir de febrero de 1994, hicieron más atractivo invertir en activos de ese país que en activos de los mercados emergentes.
1.1.2 Segunda etapa (1995-2001)
Uno de los problemas que enfrentó la banca mexicana a partir de la crisis de 1994 y principios de 1995 es la modificación en el crédito a los diferentes sectores.
La asignación del crédito al sector privado descendió de 613 000 millones de pesos en 1994 a 564 000 millones en 1998; en términos porcentuales se observa una tasa anual decreciente de 2.73 % en el periodo 1994-1998. Cabe recalcar que al instrumentarse el Fobaproa y las medidas de rescate bancario que permitieron capitalizar a los bancos y sanear sus carteras vencidas al excluir los créditos insalvables o estos fondos atribuibles al rescate, la caída en el financiamiento fue de 37.4% en 1995; en diciembre de 1996 y de 1997 las variaciones negativas fueron de 35.5% y 12.9%, respectivamente. El panorama en 1998 y 1999 fue similar, dado que en términos reales hubo una variación de -4.6% y -9.7%, respectivamente, y no existen aún signos de que el sistema bancario vaya a aumentar el financiamiento al sector privado.
No obstante, de las encuestas de evaluación coyuntural del mercado crediticio se obtuvieron los siguientes resultados:
La gran mayoría de las empresas (62.7% en promedio anual) no utilizaron crédito durante 1998;
La disponibilidad de crédito parece haber aumentado durante el primer semestre, para caer posteriormente, sobre todo en el tercer trimestre;
Las principales razones que adujeron las empresas para no utilizar financiamiento, por orden de importancia, fueron i) el nivel de las tasas de interés; ii) la reticencia exhibida por la banca a extender crédito; y iii) la incertidumbre sobre la situación económica;
Las empresas que obtuvieron crédito durante 1998, lo destinaron principalmente a financiar capital de trabajo (más del 50%), a la reestructuración de pasivos, y a la inversión, y
La principal fuente de financiamiento de las empresas fueron sus proveedores, seguida por la banca comercial. (Banco de México, 1998, pp. 152 y 153).

1.2 Indicadores de desempeño de la banca
Hasta antes de la crisis financiera el margen financiero del sistema bancario mexicano estaba catalogado como muy semejante al de sus socios comerciales del TLCAN; sólo para ejemplificar mencionaremos las siguientes cifras.
"En 1993 los activos totales de los bancos más importantes de América del Norte ascendieron a 1 859 598.1 millones de dólares, suma muy superior a la deuda externa de los países en desarrollo y que representó un tercio del PNB de esa región. De ese monto, Estados Unidos absorbió 66.5%, Canadá 26%, y México 7.5%. Respecto a 1990 esos activos se incrementaron 20.17% en 1993. En el caso estadounidense el repunte de 1990 tendió a decrecer hacia 1992; en Canadá hubo un ligero crecimiento y sólo México registró un aumento sostenido, que en términos absolutos representó 81 658.5 millones de dólares de 1989 a 1993. El efecto de las variaciones de este último se vinculó con la recesión en Estados Unidos y en menor medida con la de Canadá, aunque también influyeron las expectativas macroeconómicas originadas por el TLC y el repunte económico producto de la entrada de capitales externos.
Resulta interesante destacar que el promedio del margen financiero de la banca mexicana (5.8) es muy cercano al de la estadounidense (5.96); el de Canadá es de sólo 3.9. Cabe señalar que en 1990 los activos de la banca comercial de México ascendían a 72 212 millones de dólares, cifra apenas cercana al quinto banco más grande de Estados Unidos (estarían entre las del Security Pacific Bank y el Bankers Trust Corp.) y ligeramente por encima de los del Bank of Montreal, que ocupa el tercer lugar" (Girón, 1994).
En el periodo 1994-2000 las ganancias netas frente a fondos propios cayeron al pasar de 12.6% a 9.69%; por otra parte, las ganancias netas frente a activos totales, con excepción de 1996, se han mantenido igual y el ingreso operacional frente a los activos totales subió de 4.10% en diciembre de 1994 a 5.66% en diciembre de 1999 (Girón, 1994, pp.1068-10069). ¿Qué significado tienen estos porcentajes si, como se vio, el crédito bancario ha disminuido?
Los servicios bancarios son una fuente de recursos que los bancos han incrementado de manera notable.
El saneamiento de la cartera ha contribuido en gran medida a mejorar el balance de los bancos.
Un componente importante del activo de los bancos es el pagaré gubernamental que respalda los pasivos vendidos al Fobaproa.
Las fusiones han contribuido a mejorar su capitalización y esto se refleja en los indicadores de productividad, como son la reingeniería financiera de los mismos y el ajuste de personal.
Por tanto, ¿la solvencia y la capitalización pueden considerarse como un saneamiento real de la banca a pesar del rescate de que fue objeto? En el periodo de 1994-2000 el cociente de capitalización pasó de 9.8% a 17.7%; la relación capital a activos totales pasó de 5.50% en 1994 a 9.56% en el 2000; la cartera vencida con relación a la cartera total pasó de 7.3% a 5.81% en un periodo de seis años. Por otro lado, las reservas en relación con cartera vencida pasó de 42.78% a 82.87% sin embargo, los activos corrientes en relación a los pasivos corrientes permanecieron casi constante, todo esto en el periodo 1994-2000.

1.3 Coeficiente de cartera vencida de la banca.
El crecimiento de la cartera vencida con respecto a la cartera total, o coeficiente de cartera vencida de la banca comercial, así como las dificultades tanto para constituir reservas preventivas como para la capitalización, hicieron necesaria la intervención del gobierno, que hizo intervenir al Fobaproa y al Procapte. El primero actuó como una ventanilla de créditos para que los bancos con problemas en su posición financiera pudieran solventar sus obligaciones financieras de corto plazo.6 El Procapte, orientado a apoyar a las instituciones con problemas temporales de capitalización (índices inferiores a 8% de sus activos en riesgo), tiene por objeto garantizar su solvencia. Así, los bancos se obligan a entregar al Fobaproa obligaciones emitidas por ellos, subordinadas y convertibles. En este proceso, y como parte de los apoyos de los programas referidos, la carga de la deuda externa privada, de la banca comercial y de los grandes consorcios industriales, es uno de los factores de la inestabilidad financiera desde 1995.
El costo fiscal de los apoyos representaba alrededor de 7.1% del PIB en 1995. A 1998 los apoyos a través del Fobaproa y del Ipab representaron alrededor del 13.2 % del PIB. Al cierre del primer trimestre del 2001 representó 12.6 por ciento del PIB. Se avanzó en la reestructuración de las carteras y se han aumentado los niveles de capitalización. No obstante, la rentabilidad del sistema bancario cayó 22.7% durante los primeros meses de 1996 (Comisión Nacional Bancaria y de Valores, 1996). No obstante este indicador se incrementó a finales del 2000 llegando a un nivel de 9.69%.
La desregulación financiera iniciada a finales de los ochenta, la privatización de la banca, la venta de bancos rentables y la constitución de grupos financieros no permitieron mejorar la competitividad en el mercado interno, pues a finales de 1994 sus márgenes de intermediación superaron los indicadores de los bancos canadienses y estadounidenses. Si bien la industria bancaria se resquebrajó después de la crisis, desde antes registraba un crecimiento paulatino de las carteras vencidas, el cual se aceleró con la devaluación; el coeficiente de cartera vencida de la banca comercial pasó de 8.7% en diciembre de 1994 a su nivel más alto de 17.1% en noviembre de 1995. Aunque el banco central intervino para salvar la situación lo hizo sin duda a un costo económico, político y social muy alto. El proceso de alianzas estratégicas entre grupos financieros y bancos extranjeros ha sido muy lento.
En efecto, sólo en 1998 se avanzó en la adquisición accionaria mayoritaria, cerca del 70% del grupo mercantil Probursa por parte del Banco Bilbao-Vizcaya; en tanto que el Banco de Nueva Escocia adquirió 55% de la participación accionaria de Inverlat. Por su parte, el Banco Central Hispanoamericano y el Central Portugués tienen participación en Bital; Santander adquirió el Banco Mexicano, y posteriormente se fusionó con Banca Serfín; Citi Bank compró Banca Confía; en marzo del 2000 Bancomer se fusionó con el Banco Bilbao Vizcaya; Citigroup adquirió Banamex en julio del 2001 por un monto de 12, 500 millones de dólares. La última alianza fue la adquisición de Bancrecer por parte de Banorte en septiembre de 2000, que representó 165 millones de dólares. Antes de que concluya 2001 se espera la fusión de Bital y Atlántico. (cuadro 1)

1.4. Estructura bancaria y estructura financiera en transición
A la crisis financiera mexicana, considerada como la primera crisis global del siglo XXI, se sumaron las crisis de Asia, Rusia, Brasil, Turquía y Argentina que han afectado a los organismos financieros internacionales a tal grado que se anuncia la necesidad de una "nueva arquitectura" del sistema financiero internacional. Al respecto cabe preguntar: ¿se pueden prever las crisis bancarias? ¿qué posibilidades hay de que en los países en crisis se adopte una normatividad, conforme a los lineamientos del Acuerdo de Basilea7, para la supervisión del sistema bancario y de los bancos extranjeros que han llegado a capitalizar a los nacionales? ¿cómo se mide la eficiencia de un banco en función de sus activos y sus valores frente al mercado nacional e internacional? ¿cuál es la participación de los mercados emergentes?.
Es indudable que a partir de los cambios que produjo la privatización de la banca en 1991 se está conformando la nueva estructura bancaria mexicana para el siglo XXI. Con la crisis bancaria se han delineado dos tipos de bancos: por una parte, los de participación extranjera y los nacionales que se han ido fusionando a lo largo de sus propias crisis de capitalización, y por otra, la banca de desarrollo, que también ha presentado elevados índices de morosidad y ha tenido que ser rescatada por el gobierno federal. Así, la banca de desarrollo se ha ido acoplando a las necesidades de inserción de la política económica del país en un modelo exportador y necesitado de divisas, pero su participación en el mercado declina. Es muy probable que continúe tanto la fusión de bancos como su rescate.
Lo acontecido en México a partir de 1994-1995 hace que surja el interrogante de sí realmente el Fondo Bancario de Protección al Ahorro, el Acuerdo para Deudores, el Programa de Capitalización Temporal y el Instituto para la Protección del Ahorro Bancario han cumplido con su objetivo.
Ante el proceso generalizado de racionalización del sistema, caracterizado por el ingreso y la mayor presencia de filiales de intermediarios extranjeros, las alianzas estratégicas y fusiones constituyen una opción para enfrentarse a las condiciones de la nueva competencia, así como a las necesidades de recapitalización. Ello además de la intervención gerencial de algunos bancos: Unión, Cremi, Obrero, Banpaís, Interestatal, Centro y Banorte, cuyos quebrantos ascienden aproximadamente a 14 600 millones de pesos (cerca de 2 000 millones de dólares).
La primera intervención del IPAB fue la realizada en Banca Serfín, la cual se realizó a partir de julio de 1999, donde 80% del capital de dicho Banco se licitó públicamente, ya que el 20% de las acciones eran propiedad del Hong Kong Shanghai Bank Corporatión, con un costo de 29 000 millones de pesos necesarios para el saneamiento de la institución. En octubre de 1999 los accionistas de Bancrecer asumieron una pérdida por el equivalente de 900 millones de dólares y formalizaron la transferencia del control de este intermediario al IPAB, el cual aportará hasta octubre de 2002 102 mil millones de pesos para el saneamiento de Bancrecer; y se considera que de este monto sólo se recuperarán 9 mil millones de pesos, considerando la compra que hizo Banorte de Bancrecer.
El proceso de integración entre Banamex-Accival y Citigroup estará concluido a principios de 2002. Los primeros resultados de la fusión en materia de redes, servicios y productos, se tendrán en diciembre del 2001, mientras que los primeros productos ya como grupo combinado (Banamex-Citigroup) se verán a principios del 2002. Los datos hasta octubre de 2001 indican que los siguientes aportes del IPAB se otorgarán para la fusión de Bital y Atlántico, los cuales ascienden aproximadamente a 13 o 14 mil millones de pesos.

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1 Dicho paquete fue de casi 50 mil millones de dólares: 17 800 millones del FMI; 10 mil millones de Europa, Canadá y Japón (pese a la resistencia de Alemania y Reino Unido que expresaron sus dudas acerca de la conveniencia de este esfuerzo); 20 mil millones de Estados Unidos. 2 Debe su nombre a quien lo ideó, el entonces Secretario del Tesoro de EUA, y tuvo por objeto supuestamente aliviar la crisis de la deuda latinoamericana al alentar a los bancos a renegociar parte de esa deuda y a prolongar los vencimientos. 3 Hacia el final del sexenio (1988-94), ante la inminencia de que el pánico hiciera que los inversionistas sacaran su dinero del país, el gobierno emitió un gran volumen de obligaciones a corto plazo, los tesobonos, que estaban denominados en dólares y que por lo tanto eran inmunes a las devaluaciones. Los inversionistas cambiaron rápidamente sus obligaciones a corto plazo denominadas en pesos (los Certificados de Depósito, Cetes) por tesobonos, cuyo valor llegó a cerca de 29 mil millones de dólares en 1994; al estallar la crisis y redimir esos valores en dólares, se agotó la reserva del Banco de México. 4 "La posición neta acreedora (+) o deudora (-) de los individuos, empresas y de los residentes del exterior se obtiene de la diferencia entre sus activos financieros (depósitos bancarios, valores del gobierno y valores privados de renta fija) y el financiamiento que cada grupo recibe del sistema bancario y de otros intermediarios del país, así como a través de la colocación de valores de renta fija. El financiamiento incluye el originado tanto por el principal como por los intereses, vigentes y vencidos, así como la cartera traspasada a Fobaproa y al programa de UDIs." (Banco de México, 1995, p.112) 5 El IPAB es un organismo descentralizado de la Administración Pública Federal que garantiza los depósitos bancarios de dinero, así como los préstamos y créditos a cargo de las instituciones (pagando el saldo de las obligaciones, hasta por una cantidad equivalente a 400 000 UDIs por persona, cualquiera que sea el número y clase de dichas obligaciones a su favor y a cargo de una misma institución). Sin embargo, quedan excluidos de la citada protección las obligaciones a favor de las entidades financieras; las obligaciones a favor de cualquier sociedad que forme parte del grupo financiero al cual pertenezca la institución de banca múltiple; los pasivos documentados en títulos negociables, así como los títulos emitidos al portador; las obligaciones o depósitos a favor de accionistas, miembros del consejo de administración y funcionarios de los dos primeros niveles jerárquicos de la institución de que se trate, así como apoderados generales con facultades de administración y gerentes generales; las operaciones que no se hayan sujetado a disposiciones legales, reglamentarias, administrativas o a las sanas prácticas y usos bancarios, en la que exista mala fe y las relacionadas con operaciones de lavado de dinero. El IPAB podrá otorgar apoyos financieros tendientes a proveer la liquidez o el saneamiento de alguna institución. Tales apoyos podrán otorgarse mediante la suscripción de acciones y obligaciones subordinadas, asunción de las obligaciones, otorgamiento de créditos o la adquisición de bienes de propiedad de las instituciones. Sin embargo, el costo de rescate bancario, según Standard & Poors, se estima en cerca de 800 000 millones de pesos, equivalente a 81 632 millones de dólares; 20% del PIB; 34 veces el monto del "blindaje"; casi el total de la deuda neta externa y 2.26 veces la deuda interna neta del país. La cifra representa también 100% del crédito vigente de la banca y 78% del presupuesto del gobierno para este año. El monto incluye el costo de los rescates de Bancrecer, Serfín, Atlántico, Promex e Inverlat. 6 Al cierre de junio de 1995 los recursos del Fobaproa comprometidos con la banca comercial ascendían a 21 478 millones de nuevos pesos (1 517 millones de dólares). 7 En respuesta a las crisis bancarias de los años 70 y para lograr "una mejor coordinación de la vigilancia ejercida por las autoridades nacionales sobre el sistema bancario internacional..." en 1974 fue creado, en el marco del Banco de Pagos Internacionales, el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea (conocido simplemente como Comité de Basilea), integrado por funcionarios de alto nivel, especializados en supervisión de bancos, pertenecientes al Grupo de los diez, Luxemburgo y Suiza. Desde su creación dicho Comité ha ido creando normas comunes a nivel internacional para valorar el capital de los bancos. En 1997 se establecieron los Principios Básicos de Basilea, consistentes en 25 líneas directrices, que constituyen los "requerimientos mínimos" aplicables para la supervisión de los bancos en los mercados emergentes. La actuación más reciente del Comité (16 de enero de 2001) fue la publicación de varios documentos consultivos sobre las normas de capitalización bancaria (Chapoy, 2002).